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Para un uso correcto de nuestros productos, se debe prestar atención al lugar donde son utilizados. En este sentido, Cifre Cerámica s.l. para facilitar al comprador, indica en el catálogo general, enfrente de cada producto, símbolos de cada uno correspondientes a los 5 grupos en los cuales los materiales están clasificados.
La separación mínima aconsejable a dejar entre las baldosas es de 1,5 mm; separaciones menores pueden provocar la acumulación de tensiones debido al contacto entre las baldosas y no permiten la buena penetración del material rejuntado.
La colocación de baldosas cerámicas siempre debe ser realizada por personal profesional experimentado.
Se puede emplear morteros de regulación o nivelación, incluso capas impermeabilizadoras, de drenaje, etc., si la situación lo requiere.
Las superficies deben estar totalmente limpias y secas antes de aplicar el mortero de agarre o adhesivo.
La elección del adhesivo viene definida por el tipo de baldosa cerámica (el grupo al que pertenece y el formato), por el tipo de superficie a revestir (material) y por el uso del recinto.
La elección del sistema de colocación depende de la ubicación de la obra (exterior o interior) y de las dimensiones de la baldosa cerámica.
Se recomienda realizar doble encolado para baldosas que tengan alguno de sus lados con una longitud superior a 30 cm. Esta técnica se realiza aplicando adhesivo tanto en el soporte como en la baldosa, cubriendo toda la superficie de las mismas.
Se recomienda consultar con el distribuidor y seguir las instrucciones del fabricante.
Debido a la retracción del mortero de agarre en fraguado, debe vigilarse las paradas de montaje, de tal manera que al reiniciarse el trabajo se preverá este salto de nivel.
Las baldosas rectificadas deben ser manipuladas con especial cuidado para evitar cortes en las manos y desconchados y despuntados en las baldosas.
Utilizar crucetas o estrellas de tamaño adecuado según la junta para mantener la ortogonalidad del montaje. En colocaciones trabadas se recomienda que ésta no supere el 25% de la longitud del lado más largo.
Existen varios tipos de juntas en una obra:
Juntas estructurales: están diseñadas para absorber los movimientos de la edificación y siempre deben respetarse. Pueden ser tapadas con perfiles adecuados y llenadas con materiales indicados.
Juntas perimetrales: en todas las uniones pared-suelo. El ancho mínimo será de 8 mm y deben estar vacías o rellenas con material deformable.
Son disimulables con el rodapié o el azulejo de pared.
Juntas de colocación: es la separación que se deja entre las baldosas. Según la norma UNE 138002, se entiende por junta mínima aquella que oscila entre: 1.5 y 3 mm, Junta abierta aquella que oscila entre 3 y 5 mm, y junta muy abierta, aquella tiene + 5 mm. La junta mínima para colocación en exteriores debe de ser de 5mm.
Antes de iniciar el rejuntado, esperar a que el mortero de agarre o el adhesivo esté totalmente endurecido.
Las juntas tienen que estar limpias y exentas de polvo y partículas.
Efectuar el rellenado o sellado de las juntas utilizando una llana de goma dura, sin dejar vacíos los desniveles.
Eliminar el exceso de junta de la superficie moviendo la llana diagonalmente a las juntas, cuando la mezcla esté todavía fresca.
Limpieza de las juntas: respetando los tiempos del fabricante, limpiar con un trapo de hilo húmedo toda la superficie, incluido el rejuntado. Limpiar los restos de obra con productos adecuados. Consultar con el distribuidor y nunca emplear productos que contengan Ácido Fluorhídrico HF.
Limpieza y mantenimiento del material
Una vez colocado y rejuntado el material es obligatoria la limpieza. Una limpieza incorrecta puede dejar restos de productos empleados en la colocación o de la protección de las baldosas, como cementos, resinas epoxílicas, material de rejuntado, ceras o grasas. Es muy importante hacer una primera limpieza antes de que el material de rejuntado fragüe por completo. Siguiendo siempre las recomendaciones del fabricante del material de rejuntado. Para una óptima limpieza tras la colocación, para casos de suciedad intensa e incrustada acumulada en el tiempo, y para su mantenimiento, se precisa emplear los productos adecuados.
Se recomienda probar los productos de limpieza en una zona poco visible para asegurarse que no dañan al material cerámico.
Para la limpieza habitual de los pavimentos aconsejamos el empleo de un detergente neutro con alto poder limpiador, evitando productos ácidos y abrasivos. Algunos tipos de suciedad (gravilla, arena…), aumentan el efecto abrasivo del paso de las personas.
Por tanto se aconseja mantener el pavimento lo más limpio posible, protegiendo las entradas a las zonas de paso con felpudos. Los pavimentos cerámicos, poseen una resistencia a los golpes moderada. Por ello hay que evitar la caída de objetos pesados o punzantes.